10 millones de guías en 150 países han ayudado a mejorar las condiciones de sus comunidades y las vidas de quienes las habitan gracias a sus poderes. Este 11 de octubre, Día Internacional de la Niña, la AMGS quiere celebrar el poder y el potencial de las niñas.
El sueño de Louise Batts es ver como toda la clase levanta la mano cuando se le pregunta ¿Quién quiere ser ingeniero o ingeniera? Esta antigua líder del movimiento guía es una de las pocas ingenieras de caminos de Inglaterra. Acaba de ser elegida para formar parte de la red mundial de embajadoras CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que viajarán a la Antártida el año que viene. Louise se crio en un pueblecito llamado Woodley, cerca de Reading. Fue Alita, después guía y finalmente líder. “De mi tiempo con las Alitas únicamente recuerdo pasarlo en grande”, dijo. “Las guías me dieron mucha confianza. Gracias a ellas no me asusta decir lo que pienso”.
Estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Loughborough y desde entonces ha tenido una trayectoria brillante en su sector. “Sabía que era buena con los trabajos manuales y prácticos y quise marcar la diferencia a mi manera. Mi familia estaba bastante vinculada con la ingeniería”, nos cuenta.
“El guidismo es un lugar maravilloso para introducir las disciplinas CTIM a las niñas. Es un entorno en el que se sienten seguras, rodeadas de amigas y amigos, en el que no se tiene miedo de probar cosas nuevas y aprender de los errores.”
En la actualidad, Louise da charlas en escuelas primarias y secundarias sobre la ingeniería y su trabajo en las autopistas de Inglaterra.
"Es importante que vean a mujeres fuertes en diferentes sectores, para que las niñas piensen también puedo hacerlo, no es solo un trabajo de hombres. La ingeniería no se trata solo de construir algo, también se trata de resolver problemas, cada día es diferente". Una encuesta de 2017 indicó que solo el 11 % de los ingenieros en el Reino Unido eran mujeres. Louise sospecha que esta cifra es aún menor en su área de ingeniería de carreteras. "Hay tres o cuatro mujeres [ingenieras] en mi empresa y trabajamos juntas para apoyarnos mutuamente", dijo. “Aunque, la verdad, no creo que haga nada que no forme parte de mi trabajo". Luego se enteró del proyecto Homeward Bound. “Un amigo de un amigo estaba hablando de ello. Lo guardé como una pestaña en mi computadora para leerlo en otro momento".
Un día, apareció una ventana emergente recordando el proyecto y decidió presentarse como candidata. Respondió la larga lista de preguntas de la solicitud y creó un video de YouTube de tres minutos. Pasó la fecha en que se anunciaban las personas seleccionadas. Louise supuso que no había tenido éxito. Esa misma semana recibió un correo electrónico felicitándola por formar parte del equipo. "Me sorprendió muchísimo", dijo. Louise es una de las pocas mujeres del Reino Unido seleccionadas. Durante los próximos 12 meses, junto con otras 100 mujeres de todo el mundo, de entre 21 y 75 años, participará en conferencias y seminarios diseñados para desarrollar sus habilidades como líder y embajadora CTIM. Louise cuenta con que eso suponga entre 20 y 30 horas de trabajo extra al mes. "El objetivo es crear una red a nivel mundial, compuesta por 1000 mujeres del mundo de la ciencia y empoderarlas para que asuman roles de liderazgo e influyan en las políticas y la toma de decisiones y, de este modo, diseñen el futuro de nuestro planeta”.
También necesita recaudar 18.000 £ para financiar su parte del programa de 12 meses y el viaje de tres semanas a la Antártida, que pondrá el punto final del programa. "Nos centraremos en abordar los problemas que afectan el futuro del planeta y en desarrollar soluciones creativas". En líneas generales, lo considera una gran oportunidad para elevar el perfil de la ingeniería. En el futuro, quiere ver más mujeres en su industria y que las niñas y mujeres jóvenes lo consideren una trayectoria profesional que entre dentro de sus opciones. Afirma que incluso duplicar el 11 % de las mujeres ingenieras en el Reino Unido entre los próximos cinco y diez años sería un gran paso. "Me gustaría ir a un aula y decir, ¿quién quiere dedicarse a la ingeniería? y no solo ver a todos los niños levantando las manos, sino a todos los niños y todas las niñas".
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